trampa UFC 221

Todo deporte debe apegarse a un conjunto de reglas que hacen que la competencia sea justa. Las artes marciales mixtas no son la excepción, sin embargo, de vez en cuando vemos a a alguien hacer trampa sin que haya consecuencias.

Puede ser un rodillazo o patada a las zonas blandas para bajar el ritmo del oponente. O quizás un piquete de ojos para tomarse un respiro. Cualquiera que sea la trampa que se elija, generalmente no pasa nada. Las advertencias no van a las estadísticas, y muchas veces los réferis dan dos o tres antes de quitar un punto al infractor.

El fin de semana vimos algunos ejemplos durante UFC 221. Encabezados por quizás el mejor tramposo libra por libra en UFC: Yoel Romero. En esta ocasión el cubano no se agarró de la malla para evitar un derribo (como vs. Jacare en UFC 194). Tampoco se quedó sentado de más en el banquito fingiendo no entender qué pasaba (como vs. Tim Kennedy). Muchos menos salió todo resbaloso entre rounds (como vs. Chris Weidman). Pero sí llegó por encima del peso pactado y no hizo esfuerzo alguno por deshidratarse más tras el primer pesaje. En cambio, prefirió no desgastar su cuerpo, pagar una multa y llegar a la jaula en plenitud de condiciones.

El asunto del peso no le quita méritos a su contundente victoria, solo nos recuerda que Romero ama vivir en la frontera de las reglas. En UFC 221 Romero no estuvo solo, también pudimos ver a Mark Hunt meter los dedos de los pies en la malla para intentar mejorar su posición. Y el más descarado fue Li Jinliang quien parecía excavar buscando un tesoro en los ojos de Jake Matthews.

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Durante un intento de guillotina Jingliang buscó escapara por cualquier medio posible. No dudo en hacer trampa y meter dos dedos en los ojos de Matthews ante la mirada del réferi Mark Simpson. No hubo deducción de puntos, solo una tímida advertencia “no, no, deja de hacer eso,” mientras el ojo de Matthews comenzaba a sangrar.

Jingliang sobrevivió el segundo round, y eventualmente llegó hasta la decisión. Perdió el combate, pero se embolsó $50,000 dólares por Pelea de la Noche, gracias a que la trampa le permitió continuar en el pleito.

Si no hay consecuencias por hacer trampa, ¿por qué no hacerla en un momento de apremio?

Si sabemos que la posibilidad de perder un punto es muy baja… ¿Por qué no agarrarnos de la malla cuando sea necesario? ¿Por qué no empezar la pelea con una accidental patada directo a las zonas blandas? ¿O mantener la distancia con un contundente piquete de ojos?

Los réferis rara vez se animan a quitar un punto por la primera ofensa. Lo que hacen es advertir a los peleadores de no volverlo a hacer. En algunos casos hemos visto hasta tres llamadas de atención sin deducción de puntos. Por lo tanto, duele decirlo, pero estadísticamente hablando, es buen negocio hacer trampa.

¿Recuerdan a Germaine de Randamie y los golpes fuera de tiempo a Holly Holm en UFC 208? No solo una vez, sino también en la siguiente oportunidad disponible, dejando a Holm tocada para salir al siguiente round. Al final ganó la pelea por puntos y se convirtió en campeona de peso pluma, la trampa fue buen negocio para ella.

¿Y qué tal Yoel Romero? No dio el peso pero venció a Luke Rockhold. Ok, no se convirtió en campeón interino, pero parece seguro que sea el próximo rival del monarca Robert Whittaker.

¿Y Li Jingliang? Se llevó la derrota de todos modos, pero pudo sumar un bono de $50,000 para una buena manicura.

Nate Diaz