Conor 2018

Inicia el 2018 y para todos es momento de plantear nuevos objetivos. La vida sigue su curso y hay que moverse con ella, y eso debería incluir al señor Conor McGregor. Sí, nos referimos a ese señor que muchos fanáticos consideran el Dios de las artes marciales mixtas, y al que el propio Dana White -y UFC- parecen rendirle culto y conceder todos sus deseos con un simple chasquido de los dedos del irlandés.

El pasado sábado vimos a Khabib Nurmagomedov destruir con una facilidad pasmosa a un rival de alto calibre como Edson Barboza. De inmediato aprovechó la oportunidad para pedir una pelea por el cinturón, ya sea con el campeón indiscutido Conor McGregor o con el campeón interino Tony Ferguson.

En el caso de Ferguson sabemos que no tiene problema en entrar a la jaula cuando sea necesario. De hecho, justo cuando todo el mundo hablaba de lo impresionante que había sido la victoria de Nurmagomedov, y el propio Khabib dijo que podría pelear ante McGregor y Ferguson la misma noche, ‘El Cucuy’ se manifestó en Twitter:

“No me importa si UFC lo aprueba, cortaré a McGregor, noquearé a Khabib y subiré a welter ya sea antes o después de que acabe con esta división y saque a toda la basura de la cima. La contaminación se ha acumulado durante años, es hora de limpiar la casa #DefendOrVacate ???????????? – El Campeón”

Ese es su plan, vencer a McGregor y después a Khabib para subir a welter tras darle nueva vida a la división y ponerla en movimiento. Los títulos son para defenderse y al menos esa parece ser la intención de Tony Ferguson, adueñarse del título indiscutido, ya sea venciendo a McGregor o simplemente siendo promovido si el irlandés se rehúsa a defenderlo. Hasta ahí vamos bien.

Por otra parte, tenemos a Conor McGregor quien -en un sentido práctico- tiene como rehén al cinturón, pidiendo ser socio propietario de UFC, promotor adjunto, o una cantidad de dinero que UFC jamás ha pagado. El irlandés no peleó en este 2017 y no tiene nada programado para 2018, con los millones que ganó por su aparición en el ring, no tiene ninguna prisa por volver ni le interesa mantener congelada la división.

Solo con el paso del tiempo es que empezamos a cuestionar lo que sucede. Todo campeón está contractualmente obligado a defender su cinturón en menos de un año o es despojado del título, excepto cuando existe una lesión, o si te llamas Conor McGregor. El irlandés lleva 14 meses fuera del octágono y no se ve para cuándo regrese.

Las cosas no deberían moverse a su conveniencia, cuando el buscó el cinturón pluma, Dana White hizo todo lo necesario para conseguirle la pelea titular pese a estar un poco corto de méritos deportivos. Después, sin parpadear le dieron la pelea por el título de peso ligero, sin siquiera defender el título pluma una sola vez. Hecho sin precedentes en la historia de la promoción pese a haber casos como el de Frankie Edgar a quien obligaron a ceder el título ligero para poder competir en peso pluma, y no en la pelea de campeonato. Ahora que McGregor tiene el cinturón en su poder se rehúsa a ponerlo en juego y quiere que le rueguen por volver en algún momento del 2018.

Aquí es donde surge un problema y se hizo más evidente con cada golpe que Khabib acertó en la cara de Barboza: La memoria en este deporte es corta. El meteórico ascenso de McGregor hacia la historia empieza a verse menos brillante cada día. La inactividad tiende a hacer que los logros luzcan diferente, vemos a Khabib vapulear a Barboza y, pese a haber sido su primer pelea en un año, se ve como… actividad, se siente actual, vigente.

En los últimos meses, la gente que sigue el UFC se ha empezado a preguntar qué tanto honor tiene jugar a esconderse. Lo que define a un campeón es su voluntad para poner en juego su posesión más preciada, el darle la oportunidad a otro hombre de alcanzar la gloria -tal como el anterior campeón lo hizo con él- y ver si puede salir con el cinturón todavía alrededor de su cintura. Lo que ha logrado McGregor ha sido excepcional, pero eso no lo exime de cumplir su deber como campeón.

Más importante aún, ¿qué tan lejos está dispuesto a llegar UFC en su afán de torcer sus reglas y principios para mantener feliz al irlandés, al punto de permitir que sea él quien dicte cada regla y condición? Parece demasiada protección, sobre todo viniendo de una liga que inicialmente se hizo popular por poner a sus campeones a defender el cinturón con frecuencia. En algún momento hay que poner una línea y admitir que ha sido suficiente. O McGregor defiende el cinturón o lo deja vacante, pero la división necesita un campeón activo para sacarle provecho a la gran cantidad de talento que tiene actualmente.

No hay más, así tiene que ser, sin importar que McGregor sea la estrella más lucrativa de UFC. Principalmente si consideramos que Conor ganó suficiente dinero fuera de UFC como para haber perdido el interés en volver. El propio Dana White dijo que espera poderlo convencer de volver en el verano, pero que también es posible que nunca regrese. Insinuando que es posible que aquel peleador que pedía oportunidades para hacerse un nombre en el mundo de las MMA y dejar huella en la historia ya no existiera.

La popularidad de Conor McGregor no depende de un cinturón, sus hordas de fanáticos pagarán por verlo pelear con cinturón o sin él, contra quien sea, en 2018, 2019 o cuando quiera. La división de peso ligero necesita moverse y lo único que UFC tiene que hacer es borrar la palabra “interino” del título de Ferguson y ponerlo a pelear contra Khabib Nurmagomedov en lo que sin duda sería una de las peleas más espectaculares del 2018.

 

Nate Diaz